El 20 de julio de 1936, el gobernador militar de Asturias se une a la sublevación frente a la República.
Declara el estado de guerra y saca sus fuerzas a las calles de Oviedo.
Rápidamente, milicias de obreros leales al gobierno acuden a los alrededores de la ciudad
para establecer un cerco.
El día 24 el cerco queda cerrado y se corta el suministro de agua.
Tras varios intentos fracasados de abrir el cerco, los sitiados se centran en la defensa.
Su primera línea se establece sobre varias de las elevaciones que rodean a la ciudad,
estructurándose en cinco sectores - Cementerio, Buenavista, El Canto, Pando y La Cadellada -,
con puestos intermedios de enlace entre ellos.
Su objetivo es resistir hasta la llegada de las tropas sublevadas que a finales de
julio inician su avance por el occidente asturiano desde Galicia.
En la línea baja del Naranco se ubicaron la posición de El Canto, al Oeste, y la de Pando, al Este, además de la intermedia de Ferreros en torno a la cárcel provincial. La primera controlaba la ladera sur del monte y las entradas a la ciudad desde el Escamplero y San Claudio, y su puesto de mando se situaba en la loma de San Pedro de los Arcos.
En cuanto a las posiciones republicanas, a principios de septiembre un grupo numeroso de milicianos se encontraba en las alturas del Naranco, dispuesto a iniciar una primera ofensiva sobre la ciudad junto con otro situado en San Esteban de las Cruces. Esta acción no se lleva finalmente a cabo y los ataques se dirigen durante este mes a intentar detener las columnas nacionales que avanzan desde Galicia.
Ya en octubre tiene lugar la primera gran ofensiva republicana.
Uno de los ataques se lanza desde el Naranco, pues en las inmediaciones de los sanatorios
disponen de una batería compuesta de seis cañones.
En esta primera fase de la guerra probablemente solo hay trincheras y parapetos en torno a la ciudad.
La estrategia republicana se fundamenta en mantenerse en las alturas, dominando las zonas bajas con
fuego de ametralladora y artillería.
Durante las primeras semanas de octubre los republicanos rompen las defensas del perímetro y
los combates pasan a desarrollarse en las calles.
"Trinchera en el Monte Naranco". Biblioteca Nacional de España. Autor: Delegación del Estado para Prensa y Propaganda
El 17 de octubre, las tres columnas nacionales que han avanzado desde Galicia entran en la ciudad por el oeste.
Una de ellas ha cruzado el Nora a través de las pasarelas de madera río arriba del puente de Gallegos, y avanza por el Naranco
a través de Llubrió, Alto La Caleyina y La Rasa, tomando posición en el Pico Paisano.
Las tropas de regulares africanos se divisan en la cima del Naranco desde la ciudad y el
cerco se rompe, estableciéndose un corredor de comunicación para los sublevados, el “pasillo de Grado”.
Desde este momento y hasta la conquista de la región por los sublevados en octubre de 1937,
la guerra entra en otra fase.
Para la guerra en los altos, el Naranco constituyó un emplazamiento privilegiado.
Al inicio del cerco permitía a las baterías republicanas cañonear la ciudad con facilidad.
En un segundo momento, cuando los nacionales ocupan la mayor parte de las crestas,
los republicanos desplazan sus baterías más al Norte, a la contrapendiente de la sierra.
En esta posición pierden importancia en cuanto a la ciudad y quedan orientadas hacia su
pasillo de comunicación con Grado.
En febrero de 1937 el Ejército republicano del Norte decide iniciar una gran ofensiva en
todo el frente de Oviedo. Uno de los puntos atacados fue la posición nacional de Pico Paisano,
que los republicanos no lograron tomar y donde perecerían numerosos combatientes.
Es principalmente en la primavera e inicios del verano de 1937 cuando las milicias republicanas
preparan defensas sólidas, mediante una verdadera campaña de fortificación del territorio
frente al avance nacional.
El corredor de comunicación nacional estaría protegido a ambos lados por trincheras y parapetos.
En cuanto a las construcciones sólidas realizadas por este bando en el área del Naranco,
solo queda constancia de las existentes en El Campón (San Lázaro de Paniceres) y en Pando.
Las fortificaciones republicanas son mucho más abundantes, y aún podemos observar gran
número de ellas en buen estado de conservación.
"Trincheras nacionales en Monte Naranco". Biblioteca Nacional de España. Autor: Ministerio del Interior Sección Técnica
"Nido de ametralladoras". Biblioteca Nacional de España. Autor: Ministerio del Interior Sección Técnica
El punto más elevado del Naranco, el Pico Paisano, fue tomado por tropas de regulares del bando
nacional en octubre de 1936. Desde ese momento forma un vértice del “pasillo de Grado”
y la posición es ocupada mediante la excavación de un sistema de trincheras
con un puesto de control en la cima.
Las fuerzas republicanas, por su parte, se sitúan en dos posiciones cercanas: La Miliciana
y Mirador de la Reina, alturas situadas inmediatamente al Este, y la línea de crestas que
culmina en La Cueva Palomba, al Noreste. En ambos puntos se conservan construcciones defensivas.
Constantino Súarez. "Miliciano saliendo hacia el frente a cavar trincheras".3/3/1937. Museo del Pueblo de Asturias.
Situados al Noroeste de El Pevidal y al Sur de Lladines, estos dos enclaves republicanos
controlarían el límite del “pasillo de Grado” establecido a través del Naranco.
Su ubicación permitía controlar el Alto de la Rasa, La Caleyina y La Peña,
posiciones nacionales en esta área.
Nido de ametralladoras de Cama l'Moro
>En la zona Oeste del Naranco (Brañes y Loriana) un conjunto de posiciones republicanas
controlan el paso del Nora por Gallegos y El Escamplero, situándose en el límite del
pasillo nacional que por Llubrió, Canto del Árbol, La Rasa y La Vara llega a Pico Paisano.
El Rebollal y Campo Cimero son dos conjuntos fortificados que, junto con El Cantón,
reúnen el mayor número de elementos construidos del concejo de Oviedo.
El Rebollar está formado por 13 nidos (2 de ametralladora y 11 de fusilería),
comunicados por trincheras, que siguen una distribución circular en torno a una colina.
Campo Cimero consta de 31 nidos (6 de ametralladora y 25 de fusilería), que se distribuyen
formando cuatro arcos consecutivos con dirección general Noroeste-Este, y es el conjunto
de construcciones más numeroso existente en Asturias.
Nido de ametralladoras en el Rebollal
La intensiva fortificación de la zona tenía como objetivo proteger, además,
el paso del Nora por Brañes. Así, en la retaguardia de estas dos posiciones
defensivas se construyó una batería acasamatada para cuatro piezas de artillería ligera (La Faxuca).